miércoles, 13 de febrero de 2013


Capítulo 8


Mis preguntas todavía no tenían respuestas. Caminé rápidamente de
vuelta al estadio iluminado, frustrada con Justin y su determinación por ser evasivo, incluso cuando él mismo parecía ser la causa de mi vida hecha desastre.

El campo lleno de piratas celebraba mientras caminaba por entre las masas de estudiantes y padres. Comencé a buscar a Miranda y a Wyatt.

Una risa familiar llamó mi atención y me giré para ver a Kendra con sus
manos en el pecho de Justin mientras él bajaba la mirada hacia ella con una sonrisa en su rostro. Me congelé.

Él parecía contento y despreocupado con la atención de la animadora
rubia, cuando hace solo momentos se encontraba maldiciendo hacia el cielo y diciéndome que amenazara a cualquier otra alma parlanchina que tuviera contacto conmigo. La urgencia de acercarme a Kendra y jalarla por los cabellos hasta que estuviera a unos buenos tres metros lejos de Justin, era difícil de resistir. Sus ojos se apartaron de los de Kendra y me encontraron. Asintió como saludando antes de volver su mirada a la chica en sus brazos.

Tragué la sensación de traición y retiré mi mirada lejos de ambos. Justin no me pertenecía, así que, en realidad, no me traicionaba. Ese recordatorio no me hizo sentir para nada mejor. En ocasiones, parecía como si Justin Bieber y el alma fueran dos seres completamente distintos. Confiaba en el alma. Justin Bieber me confundía.

—¡__(tn)!

La voz de Miranda se escuchó por entre las voces de celebración. Me giré, sin estar segura de poder enfrentarla en estos momentos. Miré de nuevo hacia el estacionamiento, pensando en alguna manera de poder escapar. Pero mi casa ya no parecía segura. La hermosa alma rubia me había asustado.

—¿__(tn)? —Llamó Miranda, de nuevo, y volví mi atención nuevamente a la multitud, sabiendo que debería ir hacia ella. Leif estaría esperándome. Sin embargo, esa yo que conseguiría, no era la que merecía. No celebraba por la victoria. En vez de eso, me encontraba aterrorizada de lo desconocido.

Ve con ellos. Estoy aquí. Te encuentras a salvo. 

La voz de Justin llegó fuerte y clara por entre las voces de la multitud. Justo como antes, nadie más pareció escucharlo. Busqué su familiar rostro entre aquellos de las personas a mí alrededor.

—¡Jesús, __(tn), estás sorda! ¿Dónde has estado? Vámonos.

Miranda tomó mi brazo y comenzó a jalarme por entre la gente que
celebraba. Le permití llevarme y forcé una sonrisa. Leif lo esperaría de mí.

Miranda y Wyatt lo esperarían de mí. Iba a terminar diagnosticada de loca si no me controlaba.

—¡Allí está!

Me gritó Miranda al tirarme hacia Leif. Él acababa de salir de los vestuarios, recién bañado y con un par de vaqueros descoloridos
y un jersey limpio. Tomé una gran bocanada de aire y plasmé una sonrisa en mi cara. Él miró en mi dirección y lo saludé con la mano. Sonrió ampliamente y corrió hacia mí. Antes de poder darme cuenta, me  levantaba y presionaba contra su pecho. No tuve tiempo de prepararme para cuando sus labios cubrieron los míos. Sus brazos a mi alrededor eran cuidadosos debido a que mis costillas todavía sanaban. Él me recordaba la calidez y la seguridad.

Subí mis manos hasta su pecho, esperando poder aferrarme a él un poco más y pretender que de verdad me encontraba a salvo. Sus manos se deslizaron por mi cabello e inclinó mi cabeza hacia atrás al profundizar más el beso. Lo tomé completamente. Necesitaba este sentido de normalidad. Esta falsa sensación de seguridad. Leif era real y representaba todas las cosas seguras. Necesitaba esa conexión con el mundo. En este momento necesitaba lo que me ofrecía. Sin embargo, bailando peligrosamente en el fondo de mi mente, habían pensamientos de otra boca, lo que parecía revolver cosas aún más intensas dentro de mí. Cerré mis ojos con más fuerza, intentando luchar con el deseo de tener los brazos de Justin presionándome más cerca, con sus perfectamente esculpidos labios contra los míos. Esto era seguro. Leif era saludable para mí.

Rompió el beso y se separó solo un poco, me di cuenta que su respiración era irregular, no como la mía. Él parecía aturdido.

—Eso fue aún mejor de lo que había imaginado. —dijo, sin aliento.

La punzada de culpa que me había estado embargando, desde que Justin se había metido bajo mi piel, me recordó que esta era la decisión correcta.

—De acuerdo, ustedes dos necesitan o conseguir un jodido cuarto, o salir a la superficie por aire para poder ir a buscar algo de comer. Muero de hambre. —La divertida voz de Wyatt entró al pequeño mundo en el que nos habíamos perdido por entre la multitud de gente.

Leif me guiñó y deslizó su brazo alrededor de mi hombro.

—Vamos a comer. —dijo, sonriendo como un pequeño niño al que le acaban de dar caramelos. Me aferro a él por lo que representaba en mi vida, no porque lo deseara, pero aparté eso de mi mente. Pensar en el asunto solo hacía que la culpa aumentara.

* * *

—Después del juego de esta noche no veo cómo los Scouts pueden mantenerse apartados. —dijo Wyatt, sonriendo desde el otro lado de la mesa frente a Leif y yo.

Leif rió. —Un juego no derrotará a los Scouts de la universidad, sabes eso.

Wyatt llevó una papa frita hasta su boca. —Un par más como ese y descenderán. —dijo, seguro de sí mismo.

El pulgar de Leif acarició mi mano. Había comenzado a sostenerme la mano cada vez que nos encontrábamos juntos. Era dulce.

—Oh, qué asco ¿Tenían que venir aquí? Es decir ¿Por qué no simplemente se lleva a la chica pulpo a un hotel y nos dejan comer en paz? —dijo Miranda en voz molesta, mientras me daba una expresión de conocimiento.

Alcé la mirada, para ver a Justin entrar por la puerta con una muy pegada Kendra a su lado. Alcancé mi soda y decidí estudiar la tarjeta de comercio puesta debajo del vidrio encima de la mesa—. Creo que la única manera en que pueda estar más cerca de él, es si envuelve las piernas a su alrededor y él se ve en la obligación de cargarla. —dijo Miranda en tono de asco.

Wyatt rió. —De acuerdo, Miranda, deja tranquila a la pobre chica. Parece que la estrella de rock tiene sus manos llenas tratando de evitar que lo viole. No necesita que andes haciendo comentarios sarcásticos. —Miranda rió tontamente y descansó su cabeza en el hombro de Wyatt.
—¿Qué lo viole? Me gusta esa. Desearía haberla pensado. —Wyatt sacude su cabeza mientras lleva otra papa frita a su sonriente boca.

Leif suspiró. —Tiene muchos problemas que hacen que actué como lo hace. —Lo miré y me di cuenta que parecía más preocupado que divertido.

Miranda rodó los ojos. —Tú lo sabrías. Saliste con ella como por tres años.

Leif bajó la mirada hacia mí. —Sí, lo hice, pero solo porque la única chica que quería, parecía que yo no le gustaba completamente.

Sonreí y apreté su mano.

—Era estú.pida. —Era verdad. Conocer a Leif me enseñó que juzgar a otros no era solamente malo, sino que provocaba que me perdiera amistades con personas especiales.

Sus ojos se tornaron serios y se inclinó, pero se detuvo justo antes de que sus labios tocaran los míos.

—Eres brillante. Quizás solo un poco lenta en la aceptación, pero brillante de todas maneras. —Sus labios tocaron gentilmente los míos.

De nuevo, me sentí segura. Un profundo gruñido me sorprendió y brinqué hacia atrás, mirando a Leif para ver si había estado gruñendo. El confundido ceño en su rostro me dijo que no había sido él. Su pulgar acarició mi labio inferior y el gruñido comenzó nuevamente.

Definitivamente no era Leif quién hacia esos sonidos de animales.

— ¿Estás bien? —Preguntó suavemente.

—Lo siento, pensé que habías dicho algo. —Expliqué, forzando una sonrisa. Sonrió y dejó caer su mano de mi rostro. El gruñido disminuyó y miré alrededor de la habitación.

Justin se encontraba sentado en la mesa de la esquina junto a Kendra, quien parecía estar hablando animadamente con otra animadora al lado de ellos. Sus ojos me miraron con un brillo posesivo. Había sido él. Él había gruñido. ¿Cómo hacía eso? Podía sentir la mirada de Miranda y no quería que me estuviese haciendo más preguntas. Me concentré de nuevo en mi comida y lancé una papa frita en mi boca. Leif y Wyatt habían vuelto a hablar del juego, así que tuve tiempo de enfocarme de nuevo en mis amigos y no en Justin.

Leif se inclinó de nuevo contra el sillón y liberó mi mano, deslizando la suya detrás de mis hombros y luego gentilmente apretándome contra él.

Miranda sonrió.

—Así que ¿Cuándo vamos a escoger vestidos para el Baile de Bienvenida? —Me preguntó.

Fruncí el ceño hacia ella. Leif y yo no habíamos hablado del baile de bienvenida. Estábamos saliendo , pero no me había dicho nada sobre llevarme al baile. Ya había decidido quedarme en casa a ver películas viejas y comer palomitas de maíz. La mirada de Miranda iba de mí hacia Leif, como valorando la situación

— Le preguntaste, ¿Verdad? —Preguntó en tono irritado. Leif giró su cabeza y me miró.

—Solo asumí que estaba arreglado ¿Se suponía que debía preguntar?

La mueca de preocupación en su rostro era adorable. Le sonreí, esperando tranquilizarlo. No me gustaba preocuparlo. Parecía muy sensible emocionalmente.

—Leif, siempre se supone que debes pedirle ir al baile a una chica. Asumirlo es algo malo. —El tono de corrección de Miranda me hizo reír. El ceño de Leif se suavizó y deslizó su dedo debajo de mi barbilla, y gentilmente acarició la línea de mi mandíbula con su pulgar.

—__(tn), ¿Te gustaría hacerme el honor de ser mi cita para el Baile de Bienvenida? La posibilidad de no ser capaz de sostenerte en mis brazos toda la noche es desgarradora.

Miranda suspiró desde el otro lado de la mesa.

—De acuerdo, eso fue hermoso. ¿Por qué no me preguntaste así? —Le preguntó a Wyatt.

Wyatt le lanzó a Leif una mirada irritada.

—Gracias, amigo. La próxima vez que decidas demostrar tu lado romántico, ¿Podrías hacerlo a solas?

Me reí y Leif continuó mirándome. Asentí y se inclinó para besarme. Me preparé mentalmente para el gruñido, y en el momento en que lo escuché, bajo y enfadado en mis oídos, sonreí.

1 comentario:

  1. Ya esta?!!, SE HA ACABADO!!!!???? NO!!! Siguelaaaaaaaa plisssssssssssssssss :((( :3

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